domingo, 19 de mayo de 2013

El autoestima mató al gato.

hacía ya 5 meses que su relación no era igual con sus padres, él no era un niño problemático, nunca se habia metido el un lío gordo, y sin razón aparente la sensación que tenía en su casa era de que sobraba, que nadie le echariía en falta si no estuviese, ni en su casa ni en ningún sitio, tenía varios amigos con los que se llevaba bien pero tenía la sensación de que a nadie le importaba, quería cambiar aquella situación y no sabía como.

Necesitaba que todo estuviera como antes, que no hubiera broncas sin sentido diarias enfocadas en él, no sentir que tenía la culpa de todos los problemas que pasaban por su familia en aquel momento, necesitaba sentir que les importaba a sus padres, a los que en ese momento ni reconocía cuando le decían dos o tres veces cada día: "eres un inutil, no sirves para nada" nunca hacía nada bien, nada les agradaba como antes, lo que él necesitaba, y pronto, era un abrazo, de esos que te hacen saber que todo va a ir bien y que solo es una racha y que queda muchisimas cosas buenas en la vida por delante.

Nadie le daba ese abrazo y a Dani se le estaban agotando las esperanzas, que según había oído es lo último que se pierde, pero ¿ qué más puedes perder, cuando no tienes nada que merezca la pena, cuando has perdido la razon de tu existencia? ¿ qué mas puedes perder cuando te has perdido a ti mismo?  

Dani seguía buscando soluciones a una situación psicológica que un chico de 17 años no conseguía entender, pero no buscaba soluciones para que no siguieran haciéndole daño, le daba igual, era una situación que ya tenía asumida, la solución que él necesitaba era para que sus padres aprendiesen a apreciar lo que tenían, no quería luchar más asique tomó una decisión, posiblemente, el mayor error del resto de su vida. 

Eran las 3 de la mañana, la hora en la que el diablo de apodera de las almas, no tenía muy claro cómo iba a acabar, pero le daba igual, si de todas formas, ¿a quién le importaba? a él no. Todos estaban dormidos menos el, tenía la mente en blanco mientras sacaba una cuchilla de su sacapuntas, seguidamente se hizo un corte largo y profundo, vertical en la muñeca, no quería sufrir más una situación que daba por perdida asique saltó por la ventana de su piso y solo se escuchó un golpe seco que despertó a sus padres del sueño. 

Dicen que hay veces que necesitamos perder algo para darnos cuenta de lo que significaba para nosotros, pero ¿hace falta perder una persona para dejar de hundirla psicológicamente? Hay personas que no suelen ponerse en el lugar de los demás y dicen y hacen cosas sin pensar en las consecuencias. Siempre he pensado que no deberíamos tratar a nadie como no queremos que nos traten e incluso cuando nos traten mal, ser positivos y no caer en una indefensión aprendida, el autoestima es lo que nos mantiene con vida, pero cuando poco a  poco, golpe a golpe, nos la quitan lo único que podemos hacer es ser positivos y tratar de recuperarla.
Nunca nos paramos a pensar en qué personas de nuestro alrededor necesitan ese abrazo o nunca lo damos, pero hay veces que un abrazo salva una vida a punto de extinguirse, hay veces que la solución a nuestro problema, es encontrarse a uno mismo.

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