domingo, 18 de noviembre de 2012

Un incesante pulso entre cabeza y corazón


“El corazón tiene razones que la razón no entiende”


Es complicada la relación entre la razón y el corazón, no sólo se contradicen, si no que la mayoría de las veces se enfrentan. Es como si hicieran un pulso cabeza y corazón ante casi todas las situaciones de nuestra vida, que nos marcan caminos totalmente distintos. Pero a veces pueden llegar a ser tan opuestos que se acaban complementando.

Muchas veces lo que en tu corazón parece correcto no lo es para la ley o las convenciones sociales. Por ejemplo, una persona que no tiene para comer roba en una tienda una barra de pan para su familia, seguramente tu corazón te diga que es normal que lo haga, pero según la ley esa actitud es ilegal. Porque nuestro corazón nos dicta que todos tenemos derecho a la vida, a tener cubiertas las necesidades básicas para las personas. Pero para la razón eso es ilegal porque hay que tener unas normas establecidas en una sociedad, un hombre no puede coger de una tienda un objeto e irse sin pagar porque eso les  ha costado un esfuerzo a otros.

En la película de Los Chicos del Coro utilizan como método educativo el conocido “acción-reacción”. En primera instancia parece un principio justo: “el que la hace la paga”. Y, por  desgracia, en ocasiones es el más rápido para resolver una  situación. Sin embargo, no es el único posible y además tampoco es el mejor.

Los sentimientos son algo tan abstracto que cuesta buscar una definición exacta para explicarlos, pero la razón es mucho más fácil de definir, pero ésta no puede decirnos con claridad qué es lo que sentimos y muchas veces, el porqué.

Puede llegar a ser muy desesperante no saber explicar qué es lo que sentimos, pues los sentimientos como el amor, la felicidad, o cualquier otro, los sentimos cada uno a nuestra manera. Y también los expresamos de manera distinta, somos muy difíciles a la hora de hablar de ellos.

Un mundo sin razón no sería bueno, acabaría dominado por la locura de los sentimientos, sería demasiado impulsivo. Pero sin un toque de locura tampoco sería bueno, pues al fin y al cabo todos tenemos un poco de locura en nuestro interior.

Siempre he pensado que cuando nuestro corazón nos dice algo, tiene muchas razones para llevar la razón y muchas veces más que la propia razón en sí. Es muy difícil de llevarle la contraria a la razón, pero más difícil es negar al corazón lo que sientes de verdad.

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