Todo es según del color del cristal con que se mire:
Darnos cuenta de que nos pasamos la
vida influidos por personas, o situaciones que nos condicionan, que no somos
dueños ni de mirar la realidad con sosiego, sin enfados, ni ansiedad, es necesario para salir de esta situación. Si
estás dormido no serás capaz de ver la realidad hasta que despiertes, pasará la
vida sin que la hayas vivido o la habrás vivido bajo las ‘’órdenes’’ del
exterior. Vivimos por ello programados y damos la respuesta esperada ante
situaciones determinadas, sin pararnos a pensar si esa situación es verdadera o
no.
Estar despierto es aceptarlo todo porque lo ves claro y ya nada ni
nadie te puede engañar. ¿Qué hace falta para despertarse? Solo hay que salirse
un poco de los límites que nos han inculcado, atreverse a ver más allá de lo
que solo creemos que hay, y mirar con otros ojos a una realidad distinta. No
debemos guiarnos por lo que ya conocemos sino buscarle un nuevo sentido a la
vida y descubrir un mundo nuevo. ‘’ Lo peor y más peligroso del
que duerme es creer que está despierto y confundir sus sueños con la
realidad.’’ Nada es verdad ni mentira. ¿Qué es real y qué imaginario?, ¿Existe
realmente la frontera entre ellos dos? Una vez me contaron una historia de un
hombre que a la hora de cruzar la frontera en avión entre España y Francia
esperaba ver un gran muro que las separase. Pero no lo encontró. ¿Porqué?
Porque las fronteras son ideas que tenemos en la mente y no son reales aunque
al creer en ellas las hacemos reales. Algo parecido le pasó al elefante que por
culpa de pasar su infancia atado a una estaca de hierro, cuando creció se hizo
a la idea de que nunca podría escaparse y dejó de tirar aún pudiendo arrancar
la estaca con un solo tirón. Esto demuestra que dependiendo del punto de vista
que tengamos de las situaciones las podremos afrontar de distintas maneras,
sabiendo que ese punto de vista se nos viene inculcando desde pequeños. En
nuestro caso lo que nos impide poder pasar de la frontera y cambiar nuestro
punto de vista es el miedo a lo nuevo.
Saber que todo es según del color del
cristal con que miramos nos da la libertad de elegir de que color queremos ver
las cosas y las situaciones. La realidad de las cosas es difícil de percibir
sin teñirla con nuestra propia subjetividad, generada por nuestras experiencias
previas durante nuestra vida.
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